
Secuelas post vacuna. (Sí, también hay).
Tal vez gran parte de las personas que estén leyendo esto ya formen parte de los privilegiados de tener el esquema de vacunación contra COVID-19 completo. Si es así, seguramente ya experimentaste las reacciones no muy agradables que provoca el piquete a escasas horas de recibirlo: fiebre, náuseas, dolor de cabeza, dolor corporal...
Desafortunadamente, las probabilidades de pasarla mal con la aplicación de cualquier vacuna es altísima pero recordemos que están diseñadas para darnos protección sin correr riesgo de presentar la enfermedad de forma grave y evitar la muerte causada por influenza, sarampión, triple viral o cualquiera que sea la enfermedad contra la que nos protegen.
Es importante saber que ningún producto biológico o farmacéutico, aún estudiado por miles de años, alcanza los niveles máximos de seguridad y eficacia, todos tienen sus “deficiencias” o “efectos adversos”. No existe ninguna, de toda nuestra cartilla de vacunación, que no ocasione síntomas postvacunación y la vacuna contra COVID-19 no podía ser la excepción.
Efectos post vacunación
Algunos presentamos síntomas leves, otros moderados y muy pocas personas síntomas severos. No hay todavía una definición universal sobre un síndrome post vacunación contra COVID-19, sin embargo, muchos debimos haber experimentado reacciones adversas a la vacunación más allá de los efectos inmediatos, mismos que pudieron persistir por días, semanas o meses.
Lo que leerás a continuación no es para que te asustes o tengas miedo de vacunarte, es para que identifiques lo que te pueda estar pasando, se lo comuniques a tu doctor y te ayudes a sentirte mejor más rápido.
Síntomas leves a moderados
Los síntomas leves a moderados que desaparecen en horas o escasos días incluyen fiebre, escalofríos, dolores musculares, cansancio (fatiga) o cuadro gripal leve. Tener estos síntomas en realidad son un excelente indicador de que nuestro sistema de defensa está respondiendo positivamente a la vacuna y que nuestro cuerpo se está preparando para enfrentar el virus. El que no contemos con síntomas o efectos secundarios, no significa que nuestra vacuna no sea eficaz, todas las personas respondemos de forma diferente a ellas.
Otros síntomas moderados que pueden persistir días o semanas incluyen dolor abdominal, náuseas, diarrea, falta de apetito, dolor de oído, de garganta, calambres, entumecimiento, mareo/vértigo, dolor de cabeza o alteraciones del sueño (insomnio/pesadillas).
En algunos pacientes también persiste el dolor abdominal tipo “gastritis” o “colitis” con la función gástrica e intestinal alterada, quejándose de dolor abdominal, estreñimiento o múltiples episodios de diarrea intermitente con poca regulación intestinal.
Investigadores también han reportado, tanto posterior a la enfermedad como en postvacunación, déficits de memoria, irritabilidad, ansiedad, insomnio y depresión, síntomas que afortunadamente se pueden corregir espontáneamente pero si sientes que persisten es importante darles tratamiento y seguimiento con tu médico de cabecera.
Fatiga crónica
Muchos pacientes se quejan de tener cansancio postvacunación a lo que denominamos fatiga postviral o también conocido como astenia en los términos médicos. Aunque sabemos que es uno de los síntomas comunes de la enfermedad, lo hemos notado también postvacunación y puede verse acompañada de somnolencia (letargia), disminución del apetito o sudoración nocturna.
Entre 5 y 7% de la población ha reportado presentar fatiga crónica (superior a 3 o 6 meses) después de la vacunación y en específico es la sensación de falta de energía o vitalidad tanto en reposo como en movimiento. Para contrarrestarla, se necesita una evaluación por un médico de forma individualizada para mejorar el cansancio general y retomar la rutina diaria con el tratamiento e indicaciones pertinentes. Las vitaminas no son la solución, ¡por favor, no te automediques!
Síntomas severos (y no tan severos)
Instituciones internacionales como los Centros de Enfermedades Infecciosas (CDC, por sus siglás en inglés) han monitoreado casos de inflamación en el músculo del corazón (miocarditis) e inflamación de la capa exterior que recubre el corazón (pericarditis) secundarios a la aplicación de diversos tipos de vacunas contra COVID-19. Los pacientes han reportado taquicardia, palpitaciones y en ocasiones dolor torácico u opresión. Pero ¡que no cunda el pánico!, las miocarditis y pericarditis tienen solución, responden perfectamente a tratamiento con medicamentos y reposo, y los pacientes mejoran rápidamente sin secuelas.
Ahora, hay efectos adversos severos a las vacunas que son inmediatos pero son poco frecuentes. Se presentan en forma de alergias graves como anafilaxia, por eso nos hacen esperar media hora aproximadamente después de aplicarnos la vacuna. Por normativa debe haber personal capacitado, medicamento antialérgico y equipo de respuesta de urgencias en los centros de vacunación, para detectar y darle seguimiento a este tipo de casos inesperados.
Por todo lo anterior es evidente recalcar que el cuerpo humano requiere de semanas y pasar por ciertos efectos adversos para lograr adaptarse hasta desarrollar la protección proyectada contra COVID-19. Es normal pasar por estos síntomas, lo importante es identificarlos, tratarlos y no desesperarnos. TODOS son tratables y corregibles si se los comentamos a nuestros doctores.
Independientemente de si ya estás vacunado o no, por favor no dejes de practicar las medidas de seguridad e higiene. Así nos cuidamos entre todos.
Fuentes:
1. Del Rio C, Collins LF, Malani P. Long-term Health Consequences of COVID-19. 2020
2. El independiente. Astenia: uno de los efectos más comunes y del COVID persistente. 2021
5. PAHO. Miocarditis y pericarditis. 2021
6. CDC. Información para saber cómo actúan las vacunas contra COVID 19. 2021